Julio es diabético desde 1985. Su hija cotidianamente le cortaba las uñas. Sin embargo, un día le hizo una herida en la uña del pie. Como trabajaba parado, al ser cerrajero, también tuvo una herida en la zona plantar del pie, que comenzó a lavar con agua y limón.
Recuerda que en el verano, con el calor, y con las zapatillas que utilizaba se le empezó a infectar la herida. Al ver la dimensión de la ulcera fue al hospital, donde, luego de varios exámenes, lo dirigieron a cirugía. El diagnóstico fue pie diabético, le plantearon la posibilidad de amputar ese miembro.
“A un amigo mío le cortaron los dos pies en menos de un mes. Al frente de mi casa a una señora también le cortaron una pierna”, menciona Julio.
Luego de esta experiencia, Julio llegó a la atención en el consultorio del Dr. Michael Castro gracias a un familiar.
“Yo venía decepcionado del hospital, y mi hijo me dice que la tía de su esposa quiere hablar conmigo porque conoce a un doctor que trabaja con medicina biológica”, recuerda.
¿Cómo se procedió en este caso?
Al conocer a Julio, y luego de los exámenes correspondientes, el Dr. Michael cambió su régimen alimenticio y procedió a ejecutar el tratamiento de ozonoterapia, regulando las dosis conforme a la ulcera. La terapia duró aproximadamente cinco meses.
“Cuando conocí al doctor Michael me decía que no podía comer muchas cosas y me entrego una reforma de vida. Le hice caso al doctor. Esa lista debía seguirla en orden, me explicó muy bien lo que podía alimentarme y seguí todas sus indicaciones. Ahora estoy mejor”, prosigue.
“Con el doctor Michael, la ulcera en mi pie desapareció y a pesar de la adversidad y lo complicada que fue mi herida, todo evoluciono positivamente, Yo me siento muy bien, en el rango del 0 al 10, estoy en un 10. ¡Hasta un 11!”, agrega con alegría Julio.
“A mi recuperación la considero como un milagro. Es que yo rezo, y esa es también la clave para mantenerme”, concluye Julio.