La medicina biológica es un grupo de terapias con un objetivo principal: recuperar la salud, mediante el fortalecimiento de la capacidad de auto curación del organismo.
Es, en pocas palabras, entender a la enfermedad como el resultado de un desequilibrio de todos los sistemas del cuerpo. Para combatirla, será necesario devolverle el equilibrio (homeostasis) al organismo con sus propias herramientas.
De esta manera, la meta que cumple la medicina biológica es que se prolongue la vida celular. Esto traerá consigo que también se mejore y aumente la vida a nivel tisular (tejidos del organismo), orgánico y de sistemas. En consecuencia, la vida de la persona en conjunto será más larga y saludable.
Se trata de mantener (prevenir) y restaurar (curar) las capacidades de la célula, siempre con la colaboración constante del paciente. De él dependerá que se eviten los agentes contaminantes, a través de nuevos hábitos. Por eso se dice que la medicina biológica solo brinda las herramientas para que sean las propias personas, a través de sus organismos, quienes se curen a sí mismos.
¿Cómo funciona? Es sencillo. Imagina a un ladrón en busca de una casa a la cual entrar a robar. Tiene dos opciones. Por un lado, una casa sin seguridad ni cerrojos, carente de alarmas y ubicada en una zona peligrosa y oscura. En el otro extremo, en cambio, se presenta ante él una fortaleza con cámaras de vigilancia, rejas en la entrada, alarmas en las puertas y un guardia particular controlando el ingreso y salida de los visitantes.
¿En cuál de los casos será más fácil que el ladrón ingrese y haga de las suyas, perjudicando a las personas que viven en la casa?
Lo mismo sucede con las enfermedades que afectan a las personas a través de hongos, virus o bacterias, entre otros factores. Si el cuerpo se encuentra débil, si la persona tiene malos hábitos alimenticios o si las células han cambiado su estructura genética, tarde o temprano aparecerán las patologías. Lo mejor, entonces, será minar el campo con nutrientes y vitaminas cuidadosamente proporcionadas, con el fin de convertir a nuestro cuerpo en una fortaleza impenetrable para agentes indeseables.
Como en un entrenamiento militar, la medicina biológica se encarga de preparar a nuestro organismo para que se defienda de cualquier posible amenaza, generando mecanismos de curación y prevención. Lo nutre, lo protege y lo hace más resistente a los factores externos que contaminan nuestras células, como lo son la incorrecta alimentación, los malos hábitos o la contaminación ambiental.
Así, con un organismo blindado, será mucho más difícil que alguien se atreva a penetrarlo para hacerle daño. La mejor parte es que esto se realiza sin que existan riesgos de contraer otras enfermedades, efectos secundarios o reacciones nocivas. Después de todo, se trata de devolver al organismo lo que perdió en algún momento. De potenciarlo con enzimas y nutrientes que el propio cuerpo genera de manera natural.