Aurora Cárdenas, que reside en el extranjero desde hace varios años, se reencontró en Lima con un antiguo padecimiento: la aparición de preocupantes bultos en los senos. A través de la medicina biológica, esta joven economista pudo recuperar su salud y conocer un nuevo estilo de vida más sano y espiritual, pero sin atravesar por dolorosas cirugías ni incómodos procesos postoperatorios.
Cada año, Aurora Cárdenas (economista de 38 años) destina un tiempo en su agenda para tomar un avión y visitar a sus familiares y amigos en Lima. Es una costumbre que ha tratado de mantener desde que decidió trabajar en el extranjero, primero en Estados Unidos, luego en China y, desde hace ocho años, en Singapur.
Para alguien que ha formado un hogar lejos del país de origen, ver a los seres queridos es siempre motivo de alegría. Sin embargo, en este nuevo viaje al Perú en enero de 2019, Aurora se reencontró con un viejo conocido al que hubiera preferido no volver a ver: un bulto en el seno izquierdo que le hacía temer lo peor. Aurora ya tenía un historial de fibroadenomas en ambos senos. En el 2015, luego de que le extrajeran varios bultos en ese lugar del cuerpo, atravesó por un proceso posoperatorio traumático, llegando incluso a padecer una infección. “Ahora que lo pienso, y ya conociendo los beneficios de la medicina biológica que utiliza el doctor Michael Castro, creo que no fue realmente necesario operarme en el pasado. Las cirugías son soluciones momentáneas que no tratan la razón fundamental del problema”, reflexiona por vía telefónica desde Singapur.
Aurora no quería pasar otra vez por una experiencia de ese tipo. Le preocupaba todo lo que ese pequeño bulto podría significar para su futuro. Pero el destino le tenía preparada una agradable sorpresa. Ella lo recuerda así: “Como caído del cielo, justo esa semana conversé con un primo que me contó que su papá, que tiene cáncer, había mejorado mucho su calidad de vida con el tratamiento del doctor Michael”.
Luego de una evaluación minuciosa, a través de análisis de sangre y ecografías, el doctor Castro preparó un tratamiento personalizado para Aurora. Terapias de ozonoterapia, aplicación de Vitamina C y Complejo B en grandes dosis, enemas de café, ionización y, del mismo modo, el diseño de una dieta nutricional inteligente en combinación con ejercicios físicos adecuados. Así por 24 sesiones repartidas en dos meses y medio.
Pero hubo un ingrediente especial en la ecuación: el aspecto humano en el paciente. “Fue muy importante el lado emocional y espiritual. Me acerqué más a Dios y la Virgen María, porque entiendo que la salud también se recupera mediante las emociones”, cuenta Aurora, quien casi de inmediato comenzó a sentirse mejor. “Me regresó la energía de antes, volví a dormir bien, bajé de peso de manera saludable y mi sistema digestivo empezó a funcionar de manera correcta”, relata.
En la actualidad Aurora se describe a sí misma como alguien “muy feliz”. No es para menos, pues según los más recientes análisis de sangre y ecografías se comprobó que ahora su salud se encuentra dentro de los parámetros normales. Sus amigos y familiares se dan cuenta del cambio. La ven más activa, con mejor semblante. Ella, por su lado, ya les ha recomendado tratarse con el doctor Michael Castro y tal parece que está resultando bastante persuasiva: próximamente su suegra viajará desde Suiza a Lima exclusivamente para seguir su consejo. “Yo también quiero visitarlo nuevamente, luego de dar a luz el próximo año”, finaliza Aurora antes de despedirse. Por el tono animado de su voz, es fácil notar que está sonriendo.
“Recomiendo totalmente el tratamiento con el doctor Michael. Ya lo he recomendado a varias personas. Mi suegra tiene programado ir exclusivamente a Lima, desde Suiza, a tratarse con él”.