El florecer de Leonor

Como una flor que recupera el bienestar luego de una agitada tormenta, así Leonor Zapata, contadora y apasionada de la jardinería, encontró la solución a una molesta artrosis en las rodillas que venía ocasionándole mucho dolor. La receta: tratamientos de ozonoterapia y sesiones de plasma, cortesía del doctor Michael Castro.

Mantener una buena salud se parece mucho al cuidado de las flores: hay que ser constante, prevenir las posibles enfermedades y preocuparse por obtener los nutrientes adecuados para cada caso. Leonor Zapata, aficionada a la jardinería, sabe esto mejor que nadie. Para ella, enfrentarse hace unos años a una molesta artrosis, se convirtió en su preocupación más importante. En el motivo de que, día a día, comenzara a marchitarse.

Ni las pastillas para el dolor, ni las rodilleras que usaba o los tratamientos para la recuperación de los cartílagos que le recetaron los médicos, hacían que esta contadora de 64 años experimentara una verdadera recuperación. Su vida cambió. De pronto le costaba más cuidar y jugar con sus nietos o cumplir con sus responsabilidades en el hogar. Hasta agacharse para contemplar cómo se encontraban sus queridas orquídeas le causaba pesar.

Mientras tanto, una preocupación crecía en su mente y Leonor hasta podía escucharla repetirse una y otra vez, como un mantra que, en lugar de darle paz, solo le traía angustia y vértigo de cara al futuro: “Si sigues así, tal vez en unos años ya no puedas ni siquiera caminar, Leonor”. Como alternativa, los médicos le hablaron de una posible operación, pero tampoco esa salida -traumática y dolorosa- parecía garantizar su bienestar.

Cansada de tomar medicamentos que solo le daban un alivio parcial y temporal, Leonor encontró en los tratamientos del doctor Michael Castro a una solución permanente y real, menos invasiva e impactante que una operación, y sin efectos secundarios nocivos para la salud. Ella lo recuerda así: “Mi hija se encargó de averiguar sobre el doctor Michael antes de ir a visitarlo. Las referencias que recibimos fueron las mejores”.

Después de un completo diagnóstico sobre su estado de salud, a través de una serie de sencillas pruebas, a Leonor se le recetaron varias sesiones de plasma rico en plaquetas y se le aplicó ozonoterapia dos veces por semana. “El doctor Michael me explicó al detalle todo el procedimiento. Eso me dio tranquilidad. La ozonoterapia no duele. Eran pequeños hincones, pero no me incomodaban. Para la sesión de plasma me sacaron sangre, la procesaron y me la volvieron a colocar en las rodillas. Todo muy específico y biológico”, explica.

Una vez que comenzó a tratarse, las mejoras llegaron de manera inmediata, pese a que ella seguía con su ritmo de vida normal. Desde entonces el bienestar que experimenta no ha hecho más que aumentar. “Por eso le estoy muy agradecida al doctor Michael. Espero que la virgen lo siga iluminando para que ayude a más personas como yo”, afirma Leonor, quien hoy ya ha vuelto a hacer las cosas que más le gustan: pasar tiempo con sus nietos y cuidar de sus plantas. Esta vez, sin ningún dolor. Ha florecido de nuevo.

“Le estoy muy agradecida al doctor Michael. Espero que la virgen lo siga iluminando para que ayude a más personas como yo”

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